El Consejo Social de Universidad de Valladolid está impulsando la colaboración entre el ámbito académico y el empresarial con el fin de fomentar y mejorar las prácticas curriculares que realizan los alumnos de la UVa y, con ello, no solo favorecer la verificación y acreditación de los títulos universitarios y la autorización de los nuevos que se quieran implantar, sino también facilitar su empleabilidad y su capacidad de emprendimiento.
Con este fin, y en colaboración con el Área de Empleo del Vicerrectorado de Estudiantes y Empleabilidad de la UVa, el Consejo Social organizó una jornada de trabajo en la que participaron representantes de diferentes centros y facultades de la universidad, gestores de prácticas y miembros de organizaciones empresariales como la Cámara de Valladolid, CEOE Valladolid, CEOE Castilla y León y Empresa Familiar de Castilla y León (EFCL).
Durante la presentación, el secretario del Consejo Social, Enrique Bernal, recordó que la naturaleza de este órgano es conectar a la universidad con la sociedad y las empresas, de ahí que el objetivo de esta jornada sea estrechar los lazos entre ambos ámbitos para valorar qué es lo que se necesita mejorar desde ambas partes, siempre contando con la ayuda de este órgano.
Por su parte, la directora del Área de Empleo de la UVa, Pilar Pérez, destacó que promover la empleabilidad de los estudiantes constituye una prioridad en la que el Consejo Social y el Área de Empleo trabajan conjuntamente.
Además de analizar la mejora en los procedimientos para poner en contacto a los responsables de los centros de la UVa con el tejido empresarial, la jornada también tuvo como finalidad establecer mecanismos de acercamiento entre los estudiantes, los centros y las empresas de la región con el objeto de facilitar la realización de estas prácticas, que contribuyen a la acreditación de los estudios de grado y máster, y mejorar el procedimiento de gestión y de las mismas.
Los participantes mostraron la conveniencia de que las empresas participen en el diseño del programa formativo de las prácticas y en la selección de los alumnos, con un seguimiento más activo que permita hacer una evaluación final tanto de la empresa como del estudiante.
También abogaron por una mayor flexibilidad en el desarrollo de las prácticas, tanto en el periodo en el que se desarrollan como en su duración y en los cursos en las que se realizan, y por simplificar el acceso a la información sobre las mismas, potenciando su visibilidad y conocimiento a través de una campaña de difusión entre las empresas.
Además, apuntaron la necesidad de hacer más atractivas estas prácticas por parte de las empresas, mejorando sus condiciones o estableciendo una remuneración. En este sentido, la vicepresidenta primera del Consejo Social, Mercedes Arana, sugirió la posibilidad de articular un mecanismo para financiar los gastos de desplazamiento de los alumnos que favorezca su realización en empresas ubicadas en el ámbito rural.
Otras de las sugerencias se dirigieron a adecuar los perfiles de los alumnos a las necesidades de las empresas, teniendo en cuenta no solo los estudios, sino también otros factores como sus competencias o intereses.
Las conclusiones de esta primera jornada servirán para elaborar un documento ejecutivo que permita al Consejo Social y al Vicerrectorado de Estudiantes y Empleabilidad seguir avanzando en la mejora de las prácticas curriculares a través de nuevas sesiones de trabajo con representantes de la Universidad y la Empresa.